He descubierto que detrás del biombo que tengo en mi sala, está todo el mundo que alguna vez conocí. Es un biombo común, hecho de una tela blanca y gruesa sostenida y estirada por un marco de madera pintado de negro. Para el ojo distraído es un mueble cualquiera, pero no es así para quien observa bajo ciertas condiciones.
De noche apago todas las luces y enciendo unas cuantas velas que lo rodean; acerco un sillón y contemplo. Las sombras que se proyectas a través de él, por el efecto de la escasa luz, son siempre familiares. Hace unos días pude ver como mi padre me acariciaba el pelo mientras pescábamos en el río; un recuerdo de hace muchos años que no sabía que tenía. Ayer, por ejemplo, las sombras fueron un poco más generosas y me mostraron el día en que nací: el frío, el mundo borroso, las lágrimas de mi madre.
Y así, cada noche, uno a uno los recuerdos se van desvelando hasta que prendo las luces de la sala y se desvanecen, regresan a donde han estado anclados durante muchos años, regresan al inconsciente, ése que me revela el pasado a través de la luz, las sombras, y un viejo biombo.
De noche apago todas las luces y enciendo unas cuantas velas que lo rodean; acerco un sillón y contemplo. Las sombras que se proyectas a través de él, por el efecto de la escasa luz, son siempre familiares. Hace unos días pude ver como mi padre me acariciaba el pelo mientras pescábamos en el río; un recuerdo de hace muchos años que no sabía que tenía. Ayer, por ejemplo, las sombras fueron un poco más generosas y me mostraron el día en que nací: el frío, el mundo borroso, las lágrimas de mi madre.
Y así, cada noche, uno a uno los recuerdos se van desvelando hasta que prendo las luces de la sala y se desvanecen, regresan a donde han estado anclados durante muchos años, regresan al inconsciente, ése que me revela el pasado a través de la luz, las sombras, y un viejo biombo.