Un hombre escribe que un hombre se ve en un espejo haciéndole el amor a una mujer. Ellos, los de adentro, están concentrados en amarse y sentir. El otro está concentrado en ver el rostro de ella en el reflejo, un fetiche que ha tenido por años, y ella, con la mirada perdida, piensa en su otro amante y en el tiempo que ha pasado con él. El que escribe, sin espejos ni cópula, sólo quiere que ella regrese y vuelva a ser suya; y yo, yo sólo busco que alguno de ellos me dé indicios de que ella algún día fue real.
7 comentarios:
El yo del relato quedó indefinido,y cuando se duda de algo,permanece inscrito en lo dudoso.
Magnífico, Luis.
estuvo buenísimo
Gracias a los tres por sus comentarios... Saludos...
Inquietante éste, Luis.
Un abrazo.
Cuántas cosas pueden verse en el espejo. Me gustó.
Cuidado con las tildes:
... me dé indicios ("dé" se tilda por tratarse del verbo dar).
Saludos.
Gracias Sara... De repente se me escapan esas...
Saludos
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