martes, 4 de agosto de 2009

Año 2101

«El virus es muy contagioso. A pesar de aislar a los enfermos, de incinerar a los muertos y enterrar sus cenizas, el virus sigue expandiéndose. La humanidad está al borde de la extinción», escucho el noticiero a todo volumen desde la otra habitación.
«El plan de emergencia ha entrado en vigor. Grandes aparatos han sido construidos en diversos puntos de la tierra y serán usados cada dos horas. Millones y millones de personas contagiadas van llegando a ellos por voluntad propia, y algunos por fuerza del ejército».
Desde mi ventana se puede ver una de estas maravillosas máquinas. Es imposible quitarle los ojos de encima: esa luz blanca que genera, esa forma de hacer cimbrar la tierra a su alrededor, ese rugido de mil leones en el momento en que despega y que ahoga el lamento de todos aquellos que mandan a morir al sol.

1 comentario:

Cecilia dijo...

mmmm...¿Por qué tanta muerte en la luz?