miércoles, 16 de diciembre de 2009

Secretos

Bajo la sábana era mucho más sencillo ocultar el rubor que en ese momento sentía. Le era imposible alejarse de su pasado a pesar de haber estado en innumerables horas de terapia: cerraba los ojos y ahí seguía su padre, abusando como solía hacerlo en aquellas noches interminables de caricias inadecuadas y palabras de falso cariño al oído. Esos recuerdos los arrastraba como cadenas, como anclas al pasado que no le permitían ser feliz.
Pero eso no iba a impedir que tuviera un matrimonio exitoso. Debía terminar de superar los abusos que su padre había cometido, y qué mejor momento para hacerlo que su noche de bodas.
Así fue que se puso de pie y con los ojos escurriendo en lágrimas le dijo a su pareja al oído: «Voy a ser el mejor padre que nuestros hijos puedan llegar a tener», y antes de que ella pudiera responder cualquier cosa, él la beso en los labios.

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