Yo creía que mi hijo tenía una imaginación muy vívida. Por eso, cuando me despertaba a media noche con pretextos de pesadillas y monstruos en el armario nunca le hacía caso y lo mandaba de nuevo a dormir.
Pero hoy que mi hijo me levantó llorando y suplicando mi perdón me quedé desconcertado. Tardé en darme cuenta que la casa se estaba incendiando. Corrí. Saqué a mi familia al jardín, y cuando quise entrar de nuevo para salvar algún bien material, ya era demasiado tarde. La casa, consumida por el fuego, se caía a pedazos.
Enojado, tomé a mi hijo por los brazos y le pregunté: «¿Qué carajos pasó?» Él, mirándome desconsolado, contestó: «anoche soñé con dragones».
Pero hoy que mi hijo me levantó llorando y suplicando mi perdón me quedé desconcertado. Tardé en darme cuenta que la casa se estaba incendiando. Corrí. Saqué a mi familia al jardín, y cuando quise entrar de nuevo para salvar algún bien material, ya era demasiado tarde. La casa, consumida por el fuego, se caía a pedazos.
Enojado, tomé a mi hijo por los brazos y le pregunté: «¿Qué carajos pasó?» Él, mirándome desconsolado, contestó: «anoche soñé con dragones».
9 comentarios:
Me gusta. Para el anterior, tengo una sugerencia.
Me gustó esto de soñar con dragones y como resultado incendiarse la casa.
Un saludo indio
Nidia, espero tu sugerencia...
Mi estimado indio, me gusta que le guste... Saludos...
La idea esta buenísima Luis. Muy original! Saludos
Gracias Martín... Saludos...
Buenísimo Luis! Sigue alzándote con premios tú... que bien merecidos los tienes!
Saludos!
Conste que te lo predije... Felicitaciones! Mención bien merecida!
Saludos!
Hola Luis. Llego aquí por recomendación (de unos cuantos) y tras leer un poco te enlazo en mi blog. Este cuento me gustó.
Un abrazo.
Victor, gracias por el enlace... Ahora mismo me doy una vuelta por el tuyo y te enlazo...
Un abrazo
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