viernes, 28 de agosto de 2009

Clásico ó Del arte prohibido

Los descendientes más astutos de Dédalo pudieron mejorar el invento de su padre. Con éste, ellos podrían acercase al sol tanto como quisieran. Podrían volar por encima del paraíso tan anhelado por Ícaro, y flotar tan cerca del mar mientras éste salpicaba sus cuerpos sin repercusión alguna. El arte del vuelo había sido perfeccionado. Sólo existía un pequeño problema: las muertes por sobredosis eran bastante comunes.

jueves, 20 de agosto de 2009

Evolución

El mundo de las sillas es un mundo intrigante. Es bien sabido que estuvieron aquí mucho antes que el hombre y que seguirán estando incluso cuando éste desaparezca.
En la actualidad, las sillas usan a los diseñadores para reproducirse. Éstos las compran ya diseñadas y las llevan a sus casas. Las dejan en la sala, apagan todas las luces y se van a dormir. Aquí es donde el ritual de apareamiento comienza. En cuatro patas, las sillas se reproducen toda la noche y a la mañana siguiente dan a luz nuevas sillas nunca antes creadas.
El diseñador las toma y las lleva a su tienda para que otras personas las compren y el proceso pueda repetirse. El diseñador no es consciente de la simbiosis en esta relación, creyendo ser el único que se beneficia del trato; por su parte, la silla le da su lugar y mantiene un perfil bajo: esto hace de ella un ser superior.
Y así, cuando los diseñadores se extingan, las sillas encontrarán la forma de seguir perpetuándose, a lo largo de todos los siglos, mostrando su mutuo amor en cuatro patas.

lunes, 10 de agosto de 2009

Coda #88

La misma canción repitiéndose en un ciclo infinito. El piano y todos los acordes que el intérprete toca y alarga. Ochenta y ocho teclas que derivan en una infinidad de combinaciones; y en todas ellas uno se va perdiendo en negras notas y en blancos abismos. Hace unos días me dijeron que hablo mucho de la muerte. Yo me limité a sonreír. «La muerte no tiene nada de especial», me quedé con ganas de contestar, «pero sí todo aquello que la roza; eso es lo que vale la pena».
La noche afuera es clara y las estrellas ahora son las teclas del piano que forman las ochenta y ocho constelaciones: así, la canción que se repite en un ciclo infinito acaba y empieza con el silencio de todas las noches. Pero yo no creo en las coincidencias, no en las del piano, no en la de las estrellas. Aunque ahora soy yo quien roza su muerte por octogésima octava ocasión, aquí, entre estas notas y estas enormes esferas de fuego.

martes, 4 de agosto de 2009

Una historia familiar

No hemos vuelto a ver a Alicia desde entonces. Dicen que ha de estar pérdida en un mundo de maravilla, en donde abunda el maquillaje, el dinero corre por afuera de las carteras y existe un sinnúmero de lentes para el sol. Es un lugar sobrepoblado en donde cualquier mujer podría perderse, es por eso que Alicia aun no regresa.
Ella aun no lo sabe, pero lo que originalmente buscaba está en la bolsa de su pantalón, y sólo cuando se le ocurra mirar ahí podrá volver a este mundo. Pero Alicia no se da cuenta de ello; es por eso que desde que empezó a buscar las llaves de su casa en su enorme bolsa Louis Vuitton no ha podido regresar.

Año 2101

«El virus es muy contagioso. A pesar de aislar a los enfermos, de incinerar a los muertos y enterrar sus cenizas, el virus sigue expandiéndose. La humanidad está al borde de la extinción», escucho el noticiero a todo volumen desde la otra habitación.
«El plan de emergencia ha entrado en vigor. Grandes aparatos han sido construidos en diversos puntos de la tierra y serán usados cada dos horas. Millones y millones de personas contagiadas van llegando a ellos por voluntad propia, y algunos por fuerza del ejército».
Desde mi ventana se puede ver una de estas maravillosas máquinas. Es imposible quitarle los ojos de encima: esa luz blanca que genera, esa forma de hacer cimbrar la tierra a su alrededor, ese rugido de mil leones en el momento en que despega y que ahoga el lamento de todos aquellos que mandan a morir al sol.